Miércoles 10 de noviembre
CHUCHO VALDÉS

En los años 30 y 40 músicos como Mario Bauzá, Chano Pozo, Machito y el mismísimo Bebo Valdés, consiguieron que maestros tan importantes como Dizzie Gillespie o la propia Ella Fitzgerald incluyeran la música afrocubana en sus repertorios. A partir de ahí el be-bop en Cuba, se empezó a llamar Cu-bop y después: Jazz latino; y ha evolucionado época tras época, hasta llegar a un músico que ha escrito la historia de la música cubana con letras de oro: Chucho Valdés

Dionisio de Jesús Valdés (Quivicán, La Habana, 1941) hijo de Pilar Rodríguez y de Ramón Emilio Valdés, Bebo; tuvo la suerte de crecer no solo escuchando discos sino viendo a grandes intérpretes tocar -Chano Pozo, Benny Moré, Ernesto Lecuona, Chico O’Farril- observando lo que hacían y cómo lo hacían y la oportunidad de que cada uno de ellos le enseñaran algo nuevo y diferente como por ejemplo florear, (improvisar). Todas estas influencias se mezclaron con sus estudios de música clásica y con la religión yoruba, lo toques de batá, los cantos africanos, las lenguas lucumí…

En el proceso de su maduración musical con solo 15 años crea su primera banda y un año después forma parte de la genial Orquesta Sabor de Cuba dirigida por su padre. Tras grabar su primer disco, en 1967 funda la Orquesta Cubana de Música Moderna. En 1970 dirige un quinteto que debuta en el Festival de Jazz Jamboree en Polonia. Dave Brubeck estaba allí; quedó tan impresionado que decidió enviar la grabación a Nueva York a la selección anual de pianistas: fue clasificado entre los 5 mejores pianistas de jazz del mundo junto a Bill Evans, Oscar Peterson, Herbie Hancock y Chick Corea.

Chucho se ha interesado por lo popular, lo folclórico y lo clásico: desde Rubinstein, Bolet y Horowitz hasta cómo traducir el toque de los tambores batá al teclado. La idea de fusionar el jazz, el rock y el funk con los ritmos tradicionales afrocubanos y descubrir nuevos sonidos rondaba en la mente del pianista cubano: funda Irakere en 1973, con nombres como los de Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval, Carlos Emilio Morales, Carlos Averhoff, entre otros. Y entonces se empezó a escuchar música cubana, culta, sacra mezclada con jazz, tambores batá orquestada con matices de  McCoy Tyner, Bud Powell o Bill Evans como nunca se había hecho antes. Irakere fue a Estados Unidos contratado por Columbia y propició toda una explosión adelantada de este género que llamamos jazz latino y que abrió camino a las actuales generaciones de músicos. Fue el primer grupo cubano que ganó un Grammy en 1980.

Posee una carrera que abarca más de 60 años, tanto como solista como líder de banda, con más de 50 grabaciones. El pianista cubano ha sido doctorado Honoris Causa por las universidades más prestigiosas de EE.UU y Europa. Además de 14 nominaciones y 11 Grammys, Chucho Valdés ha recibido el Premio a la Trayectoria de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación en una ceremonia que tuvo lugar en los Latin GRAMMY en Las Vegas, su nombre se encuentra en el Salón de la Fama de los Compositores Latinos y también se incluye en el Lifetime Achievement Award del DC Jazz Festival, ilustre lista que incluye luminarias como Kenny Barron, James Moody, Ellis Marsalis, George Wein, y Dave Brubeck además ha debutado en el históricoTchaikovsky Concert Hall en Moscú. Toda una lista interminable de reconocimientos y galardones que justifica la afirmación de que Chucho es, en la actualidad, es la figura más influyente del jazz afrocubano moderno y uno de los mejores pianistas del mundo.

Valdés interpretará alguna pieza de su trabajo ‘Jazz Batá 2’, que recibió el Grammy Latino al Mejor Álbum de Jazz Latino 2019 y considerado uno de los 50 mejores álbumes latinos de la década por la revista estadounidense ‘Billboard’.

Este concierto extraordinario en el 41 Festival Internacional de Jazz de Granada atraerá a admiradores y aficionados de diversos puntos de España porque será de los pocos conciertos en España.

www.chucho-valdes.com